Guardia Nacional, sí, y gobierno honesto, pero Andrés Manuel, el gran reto es el Estado de Derecho

El día de ayer el periodista Federico Arreola, publicóen su espacio nacional el texto integro de las letras envíadas por el empresario ….

A criterio del editor de integraa.org los empresarios sonorenses y nacionales deben conocer este tratado dada su relevancia y veracidad para abundar el tema. A continuación el texto integro:

Lo que sigue es una colaboración de un culto empresario preocupado por el exceso de violencia en nuestro país. Para él, el problema fundamental a resolver es el de la construcción de un verdadero Estado de Derecho. En lo personal, creo fue para eso que el presidente López Obrador entregó la titularidad de la Secretaría de Gobernación a una mujer comprometida como nadie con las leyes y la justicia, la ministra en retiro Olga Sánchez Cordero. Reproduzco el texto del empresario tal como él me lo envió:

Se ha escrito y hablado mucho sobre los riesgos e inconvenientes de dejar la conformación y los mandos de la nueva Guardia Nacional a los militares. Estas críticas son fundadas.

En primer lugar debemos reconocer dos situaciones que explican el problema: la incapacidad del gobierno civil de enfrentarlo en sus tres niveles (municipal, estatal y federal) de manera coordinada y de conformar policías que en cantidad y calidad, combatan al crimen organizado. Es más, las policías actuales además de insuficientes, mal pagadas y mal capacitadas, en muchos casos con cómplices de los criminales.

En segundo lugar, los últimos presidentes han recurrido al ejército pensando que su organización, eficacia y disciplina ayudarían a resolver el problema sustituyendo la labor mal realizada por las policías civiles. Hemos conocido el resultado: mucha violencia, destrucción y muertes, violación desmedida a los derechos humanos agravada por la impunidad militar y, en bastantes casos, corrupción en las zonas militares (complicidad con los narcotraficantes).

En el fondo el problema es relativamente fácil de explicar y muy difícil de resolver: la corrupción de nuestros gobernantes al querer no sólo beneficiarse del negocio sino controlar y vender las rutas versus la falta de leyes y presupuesto que proporcionen plataformas tecnológicas de información, coordinación efectiva entre policías y presupuesto suficiente para reclutar, capacitar, equipar y remunerar bien a policías que den resultados, explican al día de hoy la desgracia nacional: somos uno de los países más inseguros y violentos del mundo. Si a esto le sumamos la corrupción y malos resultados del sistema judicial mexicano (en donde menos del 2% de los delitos terminan en sentencias ejecutadas) tenemos nuestra triste realidad: nadie está seguro en su persona, tratos y bienes. ¡Un desastre!

La solución no es una Guardia Nacional, sea civil o militar ni la elección de gobernantes honestos, tampoco es una ciudadanía más activa y denunciante, menos una campaña de perdón y de fomento a los valores. La solución es todo lo anterior más una profunda transformación del poder judicial. Es decir, la construcción de un verdadero Estado de Derecho que llevará mucho tiempo construir y que al parecer, nadie se está ocupando de ello.

Qué implica esto:

1.- Establecimiento de leyes y reglamentos penales uniformes en todo el país administrados por jueces y ministerios públicos evaluados y supervisados por sistemas de control de gestión que ya existen en otros países. Los ciudadanos deben creer en la justicia de su país y pensar que si alguien les roba o agrede, al denunciarlo, tendrán la protección de la justicia y los culpables serán sancionados.

Las transiciones democráticas de todos los países occidentales han pasado por esto. Ni es nuevo, ni es imposible. Lleva tiempo, pero se puede lograr.

2.- Una plataforma de información en la que todo dato relevante de un ciudadano en su vida pública, pueda ser registrado y accesible para las diversas instancias de gobierno y procuración de justicia. En el mundo desarrollado, el número de identidad nacional contiene, en una plataforma, nombre completo, dirección, fotografía, datos de identificación dactilar, ocular, todos los asuntos en los que directa o indirectamente se ha visto involucrado con la justicia, asuntos pendientes, asuntos resueltos.

También, por otras razones, existen datos médicos y fiscales. De tal suerte que es posible gestionar la relación del Estado con sus ciudadanos.

Hay protocolos legales que protegen a la ciudadanía en sus derechos a la privacidad, en Europa se han pasado leyes contundentes al respecto.

3.- Castigo ejemplar. Desde luego que mientras la ciudadanía no vea que se castiga a los verdaderos capos y cómplices del negocio del crimen organizado, no vamos a creer que se va en serio.

4.- Policía. Tal parece que la aprobación de la Guardia Nacional es inminente pues el presidente cuenta con los apoyos necesarios en el Congreso para lograrlo. Creo que al menos se debería considerar:

a.- Que la Guardia Nacional aún conformada por militares se someta al fuero civil.

b.- Que en un plazo razonable, digamos 3 años, se forme a policías civiles y los militares, si no todos, sí la mayoría, vuelvan a los cuarteles.

c.- Que el mando NO sea militar. Un asunto civil debe ser gobernado por civiles.

Mientras no veamos que nuestro gobierno da soluciones integrales debemos esperar que los problemas sigan, poco más o poco menos, pero estructuralmente permanecerán sin solución.

Hoy el presidente está de “luna de miel” con la ciudadanía que le admira por madrugador, austero y trabajador. Muy pronto se pedirán resultados y se le criticará que no es necesario tanto ruido sino más nueces, como dice el refrán.

  Se ha escrito y hablado mucho sobre los riesgos e inconvenientes de dejar la conformación y los mandos de la nueva Guardia Nacional a los militares. Estas críticas son fundadas.

  En primer lugar debemos reconocer dos situaciones que explican el problema: la incapacidad del gobierno civil de enfrentarlo en sus tres niveles (municipal, estatal y federal) de manera coordinada y de conformar policías que en cantidad y calidad, combatan al crimen organizado. Es más, las policías actuales además de insuficientes, mal pagadas y mal capacitadas, en muchos casos con cómplices de los criminales.

  En segundo lugar, los últimos presidentes han recurrido al ejército pensando que su organización, eficacia y disciplina ayudarían a resolver el problema sustituyendo la labor mal realizada por las policías civiles. Hemos conocido el resultado: mucha violencia, destrucción y muertes, violación desmedida a los derechos humanos agravada por la impunidad militar y, en bastantes casos, corrupción en las zonas militares (complicidad con los narcotraficantes).

  En el fondo el problema es relativamente fácil de explicar y muy difícil de resolver: la corrupción de nuestros gobernantes al querer no sólo beneficiarse del negocio sino controlar y vender las rutas versus la falta de leyes y presupuesto que proporcionen plataformas tecnológicas de información, coordinación efectiva entre policías y presupuesto suficiente para reclutar, capacitar, equipar y remunerar bien a policías que den resultados, explican al día de hoy la desgracia nacional: somos uno de los países más inseguros y violentos del mundo. Si a esto le sumamos la corrupción y malos resultados del sistema judicial mexicano (en donde menos del 2% de los delitos terminan en sentencias ejecutadas) tenemos nuestra triste realidad: nadie está seguro en su persona, tratos y bienes. ¡Un desastre!

  La solución no es una Guardia Nacional, sea civil o militar ni la elección de gobernantes honestos, tampoco es una ciudadanía más activa y denunciante, menos una campaña de perdón y de fomento a los valores. La solución es todo lo anterior más una profunda transformación del poder judicial. Es decir, la construcción de un verdadero Estado de Derecho que llevará mucho tiempo construir y que al parecer, nadie se está ocupando de ello.

  Qué implica esto:

  1.- Establecimiento de leyes y reglamentos penales uniformes en todo el país administrados por jueces y ministerios públicos evaluados y supervisados por sistemas de control de gestión que ya existen en otros países. Los ciudadanos deben creer en la justicia de su país y pensar que si alguien les roba o agrede, al denunciarlo, tendrán la protección de la justicia y los culpables serán sancionados.

  Las transiciones democráticas de todos los países occidentales han pasado por esto. Ni es nuevo, ni es imposible. Lleva tiempo, pero se puede lograr.

  2.- Una plataforma de información en la que todo dato relevante de un ciudadano en su vida pública, pueda ser registrado y accesible para las diversas instancias de gobierno y procuración de justicia. En el mundo desarrollado, el número de identidad nacional contiene, en una plataforma, nombre completo, dirección, fotografía, datos de identificación dactilar, ocular, todos los asuntos en los que directa o indirectamente se ha visto involucrado con la justicia, asuntos pendientes, asuntos resueltos.

  También, por otras razones, existen datos médicos y fiscales. De tal suerte que es posible gestionar la relación del Estado con sus ciudadanos.

  Hay protocolos legales que protegen a la ciudadanía en sus derechos a la privacidad, en Europa se han pasado leyes contundentes al respecto.

  3.- Castigo ejemplar. Desde luego que mientras la ciudadanía no vea que se castiga a los verdaderos capos y cómplices del negocio del crimen organizado, no vamos a creer que se va en serio.

  4.- Policía. Tal parece que la aprobación de la Guardia Nacional es inminente pues el presidente cuenta con los apoyos necesarios en el Congreso para lograrlo. Creo que al menos se debería considerar:

    a.- Que la Guardia Nacional aún conformada por militares se someta al fuero civil.

    b.- Que en un plazo razonable, digamos 3 años, se forme a policías civiles y los militares, si no todos, sí la mayoría, vuelvan a los cuarteles.

    c.- Que el mando NO sea militar. Un asunto civil debe ser gobernado por civiles.

  Mientras no veamos que nuestro gobierno da soluciones integrales debemos esperar que los problemas sigan, poco más o poco menos, pero estructuralmente permanecerán sin solución.

  Hoy el presidente está de “luna de miel” con la ciudadanía que le admira por madrugador, austero y trabajador. Muy pronto se pedirán resultados y se le criticará que no es necesario tanto ruido sino más nueces, como dice el refrán.