¿REVOCACIÓN DE MANDATO O REELECCIÓN?

Reproducimos esta columna debido al importante tema toral que destaca, publicada en un importante diario local es colaboración de Arturo Fernández Díaz González, presidente de la Coparmex Sonora Norte. Aquí el texto integro

Nuestro Presidente está proponiendo una reforma para modificar ocho artículos de la Constitución. El presunto fin es la revocación de mandato, es decir, bajarse de la silla presidencial a mitad de su mandato si es que su popularidad se ve mermada en las preferencias de más de la mitad de los mexicanos. La propuesta presenta un reto para la razón ya que implica un elevado grado de dificultad y riesgos innecesarios.

Para empezar, la reforma propuesta implica que el Presidente en funciones aparezca en la boleta electoral del 2021, es decir que se elija cuando ya es Presidente. Esto por definición es una reelección y ya vimos cómo terminó esa trama en otros países como Venezuela y Bolivia. También, tenemos que contemplar la posibilidad de que la popularidad del Presidente se desgaste antes de la elección del 2021 y pierda. Esto dejaría un vacío de poder que vendría acompañado de inestabilidad política y económica.

Por otro lado, López Obrador se encontraría en un proceso de campaña perpetua en lugar de ocuparse de las funciones de la presidencia. Los mexicanos elegimos a un Presidente de tiempo completo, no a un eterno candidato. Aparte, uno de los principales reclamos de Andrés Manuel López Obrador en otras elecciones, ha sido que el Presidente se mantenga al margen del proceso electoral. Ahora propone hacer campaña de la mano de los candidatos de su partido y aparecer en la boleta electoral. Esto, como bien lo ha mencionado el mismo López Obrador, les daría una ventaja injusta a los candidatos de su partido. Es por esto que la propuesta desafía la razón. Resulta absurdo, preocupante, y riesgoso que nuestro Presidente quiera abrir esta posibilidad sólo para poder bajarse del cargo ante una pérdida de popularidad.

Nuestra Constitución Política ya cuenta con mecanismos para remover al Presidente, tales como el desafuero y el juicio político. Sin embargo, si el jefe del Ejecutivo se quiere bajar del cargo de manera voluntaria simplemente podría renunciar ante el Congreso. Esto lo puede lograr sin la necesidad de modificar un solo artículo de la Constitución y así lo contempla el artículo 86. La renuncia de presidentes en nuestro País no es ninguna novedad. Entre mayo de 1911 y febrero de 1913, es decir en menos de dos años, renunciaron ante el congreso tres presidentes de México. Un año y medio después tuvimos otro que simplemente abandonó el cargo poniendo fin a su mandato. El último Presidente de México en renunciar ante el Congreso fue Pascual Ortiz Rubio en 1932.

Por otro lado, en lugar de modificar la consulta popular como lo contempla el artículo 35, resulta mucho más sencillo y económico articular una encuesta de aceptación. La encuesta la podría conducir un organismo autónomo como el Inegi que cuenta con la estructura, la metodología, la autonomía y la credibilidad para hacer dicho levantamiento. El Presidente, armado con los resultados de la encuesta, podría decidir si renuncia de manera voluntaria o se queda en el cargo. A final de cuentas lo elegimos para gobernar los seis años enteros, no tres. Lo ideal es no abrir la caja de Pandora de la reelección. Si no existe esta posibilidad, sabemos que no sucederá, de otra manera dependemos de la fe y buena voluntad del gobernante en turno.

#NiRevocaciónNiReelección