El Banco de México (Banxico) redujo sus perspectivas de crecimiento para la economía nacional en 2024, de un intervalo entre 1.9% a 2.9%, con un aumento puntual de 2.4%; a un rango entre 1.1% y 1.9%, con una cifra puntual de 1.5%.
Para 2025, el intervalo pasó de entre 0.7% y 2.3%, con un crecimiento puntual de 1.5%, a otro rango entre 0.4% y 2%, con una cifra puntual de 1.2%.
De acuerdo con el Informe Trimestral abril-junio 2024, este ajuste a la baja en las perspectivas para la economía nacional se dieron en un contexto en el que en el segundo trimestre del año, el producto interno bruto (PIB) exhibió un bajo crecimiento, de modo que prevaleció la marcada debilidad que la actividad económica nacional ha exhibido desde el cuatro trimestre de 2023.
Banxico precisó que el desempeño económico en el segundo trimestre de 2024 fue reflejo, principalmente, de la atonía de las actividades secundarias y de la pérdida de dinamismo de las actividades terciarias; además, la producción manufacturera se mantuvo débil, aunque la construcción mostró cierta reactivación.
Destacó que entre febrero y mayo de 2024, la inversión fija bruta mostró cierta mejoría, luego del estancamiento registrado en los meses previos, pero su ritmo de expansión ha sido significativamente menor al observado entre el segundo trimestre de 2022 y el tercero de 2023.
Riesgos para el crecimiento económico
El banco central advirtió que los principales riesgos para el crecimiento económico de México se relacionan con la posibilidad de que la expansión de la economía de Estados Unidos sea menor a lo esperado y que los diversos procesos electorales a nivel global incrementen la incertidumbre o que conduzcan a políticas que incidan adversamente sobre la economía.
Otros factores se relacionan con la posibilidad de que el gasto público dé un menor impulso sobre la actividad económica que el anticipado; que los diversos conflictos geopolíticos repercutan adversamente en la economía global y que se materialicen condiciones financieras más astringentes a lo esperado y/o episodios de volatilidad en los mercados financieros internacionales.
Además, el hecho de que fenómenos meteorológicos, tales como temperaturas extremas, ciclones o sequías impacten adversamente la actividad económica nacional es un factor de riesgo.