Las mansiones abandonadas de los huéspedes del Estado en China se concibieron como viviendas palaciegas para la alta sociedad.
Ahora, sus únicos residentes son hatos de ganado y los ocasionales exploradores aventureros que deambulan como fantasmas por las verandas arqueadas y las fachadas de piedra de cientos de mansiones abandonadas.
Situada en torno a las colinas de Shenyang (a unos 400 kilómetros al noreste de Pekín), la urbanización fue planeada originalmente por Greenland Group, un promotor inmobiliario con sede en Shanghái, y comenzó a construirse en 2010.
Pero, como informa AFP, en dos años el proyecto se había paralizado en seco, dejando a su paso los esqueletos a medio formar de imitaciones de la realeza.
En la actualidad, las ruinosas fincas siguen abandonadas en una espeluznante serie de hileras que parecen un maizal arquitectónico.
Las razones exactas del fracaso de la urbanización nunca quedaron claras, aunque los lugareños tienen sus teorías.
Guo cree que la culpa fue de la corrupción oficial y señala que la financiación del proyecto probablemente se redujo cuando el gobierno empezó a tomar medidas enérgicas contra las urbanizaciones incontroladas.
Cabe decir también que era un proyecto bastante ambicioso y un poco utópico, pero jamás sabremos la verdadera razón de que se haya cancelado. Sin embargo, de haber llegado a término, estaríamos ante una auténtica zona residencial para la clase alta de Pekín.