Mike Lindell, el extravagante magnate de las almohadas, ha gastado millones promoviendo la falsedad de que las elecciones de 2020 le fueron robadas a Donald Trump , una afirmación que ha sido rechazada rotundamente por expertos en ciberseguridad, funcionarios gubernamentales y numerosos tribunales. Pero a finales del año pasado, Lindell se jactó de que un juez federal por fin lo había reivindicado.
“¡Puedo quitarme el sombrero de papel de aluminio!” dijo en un podcast presentado por el exasesor de Trump en la Casa Blanca, Stephen K. Bannon, mientras se quitaba una gorra de béisbol cubierta con papel de aluminio que había usado como accesorio. “Sabes, eso es lo que dijo ese juez, ¡ya no somos un tipo de teorías de conspiración! Alabado sea el Señor.»
Lindell y otras personalidades del mundo MAGA, incluido Trump, han tratado durante mucho tiempo de aprovechar el caso para reforzar la afirmación falsa de que las máquinas de votación fueron manipuladas para ayudar a Joe Biden a ganar. Ahora, con el inicio del juicio en Atlanta, los aliados de Trump se están posicionando para aprovechar la ventaja política de cualquier hallazgo de que las máquinas no son seguras.